Vuelve a ti. 

Habita tu cuerpo. 

Habita tu vida.

Cuando aprendes a escucharte y a honrar lo que sientes, tu cuerpo se convierte en tu brújula.

Ese es el camino de una Mujer Habitada:
libre, presente y enraizada en su verdad.

Vivir entre dos mundos duele.

Afuera complaces, sonríes y callas. 

En casa explotas, y la rabia cae sobre quienes más amas.

Tu cuerpo te lo recuerda: el nudo en la garganta, la tensión en los hombros, el dolor en el pecho, la espalda que pesa, una respiración agitada, una emoción que no se dice.

 
Lo que no se expresa, se guarda
. Y tarde o temprano, estalla.


No son enemigos, son mensajes.

Te piden que pares, que sientas. 



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